No creo que exista un equipo, un club más vilipendiado en la Liga MX, como Cruz Azul. No lo creo. Existe una especie de mala fe y deseo de que a la institución le vaya mal, tropiece y sea la comidilla de las mesas de análisis una nota y la siguiente también.

Y lo entiendo. Entiendo que la era Billy Álvarez, prófugo de la justicia desde hace un par de años por presunta malversación de recursos y operaciones financieras ilícitas, dejó muchos 'huérfanos". Durante sus casi tres décadas de mandato en la cementera, una de las más grandes de México e importantes del mundo, Álvarez Cuevas alcanzó a cooptar simpatías entre medios y periodistas. Lo extrañan.

La realidad es que los socios de Cruz Azul, la cementera, no; la gran mayoría decidió en su momento darle un giro radical al rumbo al que apuntada la empresa, que miraba al precipicio y casi fue vendida por Billy, en una maniobra que acabaría por entregarle, nuevamente, el control de la empresa, pero ahora en calidad de propia y no más una cooperativa. No pudo. No la alcanzó ni el tiempo ni las artimañas.

Sobre el equipo. Todo lo que se dijo en los medios, en casi todos lados, televisoras, periódicos, revistas, portales, todo lo mal que se ha venido hablando de la directiva encabezada por Víctor Manuel Velázquez... escurre desde la cima el liderato del Torneo Clausura 2024, donde La Máquina está posicionada.

Se criticó el cambio de dirección técnica, la designación del argentino Martín Anselmi, incluso su nacionalidad, procedencia, experiencia, trayectoria... se criticaron los refuerzos, los tiempos, su costo, su origen, perfiles... se criticó cada una de las decisiones que tomó Velázquez... y ahora Cruz Azul brilla, su proyecto brilla y ni 24 horas duraron los elogios en los medios, mientras las críticas previas semanas.

Así el análisis en los medios, así el equilibrio informativo.