Desde el 11 de julio de 1975 el Club Universidad Nacional es una Asociación Civil; por esas fechas el rector Guillermo Soberón Acevedo declaró que "un grupo de exalumnos se encargará de manejarlo (el Patronato; Ingenieros Civiles Asociados, pues).
Desde entonces -aunque no por esta razón- la camada de futbolistas que el club ha dado ha sido tan nutrida ( Cuéllar, Flores, Hugo, Negrete, López Zarza, Campos, Beltrán, Luis García, etcétera), como corta la lista de títulos, con especial acento en las dos últimas décadas.
El modelo administrativo de Pumas, como el de Rayados, es escaso en México; Chivas lo abandonó en 2002, Atlas en 2014, entre los más recientes casos. De los 18 competidores de la Liga MX, 14 adoptaron la S.A. de C.V. desde su origen o lo hicieron tras una venta, un saneamiento o una crisis económica. Eso sí, Pumas y Rayados son caras opuestas de una misma moneda.
En Argentina todos los clubes de futbol son asociaciones civiles; es el modelo preponderante por estatutos, los que serán discutidos debido a la Ley Milei, el plan de estabilización de shock en Argentina, que les daría la opción de convertirse en Sociedades Anónimas (SAD).
Encabezados por River y Boca Juniors, más de cien clubes del país con la peor crisis económica en su historia se han pronunciado por defender su carácter de asociaciones sin fines de lucro: "La pasión no se privatiza", contestaron al unísono. Milei los quiere privados, cotizando en la bolsa y a la imagen de la Premier League.
Es cierto, una asociación civil en México y una en Argentina no son lo mismo; por ejemplo, en Vélez Sarsfield sus más de 56 mil socios acuden a sus instalaciones y participan de sus 60 opciones deportivas y culturales, reciben informes y votan decisiones . De ahí la defensa que hacen de sí mismos.
Al límite, el futbol argentino lucha contra su condición deficitaria, teniendo como único atractivo el Boca-River, sin figuras relevantes y obligada a exportar para sobrevivir. No pasará mucho tiempo antes de que Milei además les suprima los subsidios públicos de agua, luz y gas (de lo que gozan la mayoría de los clubes en México, aún con ganancias) y el panorama no solo será apremiante, sino apocalíptico.
