Rigoberta Menchú Tum, gran defensora de los derechos humanos y símbolo de los pueblos indígenas del mundo ante UNESCO. Nació en San Miguel Uspantan departamento de Quiché Guatemala el 9 de enero de 1959, su familia campesina estaba conformada por sus padres Vicente Menchú y Juana Tum Kótoja, una partera indígena, y sus cuatro hermanos: Patricio, Victor, Ana y Nicolás.
A los 5 años Rigoberta empezó a ganarse la vida en una finca de café, trabajando en pésimas condiciones que llegaban a causar la muerte de familiares y amigos, según recuerda, vivían bajo la represión de los terratenientes y miembros del Ejército de Guatemala y a temprana edad conoció la injusticia, discriminación y la explotación a qué eran sometidos los campesinos indígenas de su país.
Todo lo que vivió desde pequeña hizo que decidiera involucrarse más adelante en las luchas para reivindicar a los pueblos indígenas y campesinos, decisión que le trajo dolorosas consecuencias familiares y la persecución política hasta el exilio.
En el año 1978 se integró al comité de la Unidad Campesina y de la representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca de la que fue parte hasta 1992. Durante la guerra civil de Guatemala, entre 1962 y 1996, las dictaduras cometieron atrocidades, arrasaron aldeas, asesinaron a miles de campesinos, indígenas, estudiantes, periodistas, intelectuales, políticos, religiosos y religiosas.
Rigoberta y su familia también sufrieron las consecuencias de su iniciada lucha, su madre y otros familiares fueron torturados y asesinados por militares; además, el 31 de enero de 1980 su padre y su primo Francisco Tum se enco/ntraban entre los 37 personas que la Policía Nacional de Guatemala quemó vivas en la masacre de la Embajada española en Guatemala.
Sus hermanos se unieron a la guerrilla y Rigoberta inició una campaña pacífica de denuncia del régimen guatemalteco. Para escapara de la represión se exilió en México y desde aquí publicó su biografía y consiguió ser escuchada en las Naciones Unidas.
En 1998 regresó a su país gracias al prestigio internacional que ya había obtenido y pido desde ahí seguir denunciando las injusticias.
En 1992 fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz. En 1995 se casó con Ángel Canil indígena Quiché Para 1998 fue galardonada con el premio príncipe de Asturias por su trabajo en defensa y dignificación de la mujer.
Hoy en día Rigoberta sigue luchando para promover la justicia social en su país y busca alternativas para reforzar la participación de los pueblos indígenas en la toma de decisiones sobre sus necesidades y derechos.
La lucha por la justicia, sin olvidar sus raíces y a quienes la necesitan, hacen de Rigoberta Menchú una de nuestras Mujeres poderosas.