Nadia Murad Basee Taha nació el 10 de marzo de 1993 en Kochol, en el seno de una familia pobre del norte de Irak, perteneciente a la comunidad Yazidi, la cual ha sido objeto de persecución en varias ocasiones.

En 2014 los yahidistas del Daesh atacaron Sinyary, tras la retirada de los peshmergas kurdos. Los civiles quedaron en manos del grupo atacante, que tras amenazarlos que si no se convertían al islam perderían la vida a lo que la mayoría no aceptó.

Entonces se desató el horror: separaron a los niños, las niñas y jóvenes mujeres de los hombres. Nadia fue llevada a una escuela local y presenció el asesinato de seis de sus hermanos a tiros y decapitados.

Dos mil hombres yazidies fueron asesinados en esa ocasión. Nadia fue secuestrada y transportada a Mosul, donde la convirtieron en esclava sexual y durante varios meses al menos en una ocasión al día era golpeada y violada.

En una oportunidad quien la tenía en su poder la dejó sola y Nadia aprovecho el momento para escapar a una casa vecina, donde una familia le dio refugio y la ayudó a salir de esa área controlada por el Estado Islámico. Así logró escapar.

En el 2015 logro informar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) el problema de la trata de personas acusando al Daesh de genocidio. Desde el 2016 se convirtió en la primera embajadora de buena voluntad para la dignidad de los sobrevivientes de la trata de personas.

Recibió el Premio Nobel de la Paz 2018. Actualmente Murad, quien reside en Alemania, continua en combate para que países europeos acojan a los desplazados yazidies y que se reconozca como genocidio las persecuciones de 2014 por el grupo yihadista Estado Islámico.

Además, junto al doctor Denis Mukwege, fundó el Fondo Global de Sobrevivientes en octubre de 2019, que garantiza a las sobrevivientes de la violencia sexual acceso a reparaciones y resarcimiento. Por su valor para salir adelante y por el trabajo emprendido desde aquellos duros episodios de su vida, Nadie Murad es una de nuestras Mujeres poderosas.

María Reyna nació el 12 de diciembre de 1990 en Santa María Tlahuitoltepec en la Sierra Mixe de Oaxaca; también es conocida como la Soprano Mixe, reconocida nacional e internacionalmente por interpretar sus obras en cinco lenguas indígenas de México.

Su talento lo descubrió a los 10 años cantando en su escuela primaria integrándose al coro. A los 12 años y motivada por su maestro, Marcos Díaz Jiménez, formó parte de su primer grupo versátil, siendo ella la voz y su profesor en el teclado... “mi profesor me decía ‘esto es para ti, no lo dejes, sigue tus sueños. Es lo que te gusta, ¡hazlo!’. Así que la alentó a ir en la búsqueda de la oportunidad que –le confesó- él no tuvo.

Cuando María Reyna cumplió 15 años salió de su pueblo para seguir sus sueños; se mudó a la Guadalajara, donde mientras estudiaba la preparatoria y mejoraba su español también trabajaba como trabajadora doméstica, con lo que se ayudó para seguir sus estudios y hacer su carrera en Canto Gregoriano en la Escuela Superior Diocesana de Música Sagrada de Guadalajara.

Además, María estudió en la Escuela Superior Diocesana de Música Sagrada de Guadalajara. Durante un tiempo tomó clases con el profesor Joaquín Garzón, quien la ayudó a desarrollar su técnica bel canto una técnica de ópera.

Para el 2010 el maestro Garzón le propuso cantar en su lengua; la ayudó en la realización de arreglos a la canción Madrecita, del compositor Palemón Vargas, de ahí nació la idea que se cristalizó en el 2012 y que la consolidó con el proyecto llamado Opera Mixe, con el que se ha presentado en diferentes ciudades de México y de otros países.

Con su proyecto Opera Mixe fue invitada en febrero del 2017 a la celebración del Año Internacional de la Lengua Materna y el 21 de julio se presentó en la celebración de los 40 años del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM).

El 22 de febrero del 2019 se presentó en el Zócalo de la Ciudad de México en el festival primera muestra lingüística realizada por la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas (SEPI).

Coincidir con las personas que saquen lo mejor de ti, que te motiven a vivir de lo que amas es importante, y que además des el paso que otro no pudo dar hace la diferencia y María Reyna es un ejemplo de valor y talento y, por eso, es una de nuestras Mujeres poderosas.