El papa Francisco, de 88 años, fue dado de alta luego de permanecer hospitalizado por 37 días, debido a una doble neumonía, la estancia más prolongada en sus doce años de pontificado.
A partir de ahora deberá reducir sus actividades durante al menos dos meses para garantizar una recuperación plena, según lo recomendado por su equipo médico. Por todo lo anterior la Santa Sede comenzó a implementar medidas de bienestar para el líder espiritual de más de mil 400 millones de católicos.
La residencia Santa Marta, donde vive el papa en el Vaticano, ha sido equipada con atención médica permanente para acompañarlo en esta etapa de convalecencia. Debido a los efectos de la enfermedad y al tratamiento con oxígeno, Francisco ha perdido temporalmente el uso de su voz y continuará con sesiones de rehabilitación para recuperar sus capacidades de elocución.
Esta situación lo obliga a suspender sus intervenciones públicas habituales, incluidas las homilías en las misas y las catequesis de los miércoles, que reúnen a miles de fieles en la Plaza de San Pedro.
Los médicos del papa han recomendado evitar eventos colectivos, lo que implica la suspensión temporal de audiencias con grupos, asociaciones, así como visitas de jefes de Estado y de gobierno. Tampoco hay información oficial sobre la participación del pontífice en las celebraciones de Semana Santa y Pascua, fechas clave para la Iglesia Católica.